Todo el pueblo se disfraza, hay música y bailamos para combatir el frío del invierno. Nuestra estrella, y que aún sigue presente en nuestras tradiciones, es la “Vaquilla”, pero ¡calma! , es un armazón de palos, cubierto con pañuelos muy vistosos proporcionados por los vecinos para la ocasión y con unos cuernos en la parte delantera simulando ser una vaca real llevada por un muchacho del pueblo, agachado, imitando al animal. Algunos mozos van delante con cencerros colgados a la cintura a modo de cabestros. Nos divertimos un montón corriendo delante de ella.
La fiesta de La Vaquilla es un antiguo rito pagano con claras reminiscencias en las mascaradas invernales, ritos y juegos del ciclo amplio del carnaval rural. Los mayores nos contaban que era una tradición muy extendida que se celebraba en más de veinte pueblos de la zona, pero que se ha ido perdiendo y somos pocos los que la mantenemos viva.
También, en la semana de Carnavales, celebramos el Entierro de la Sardina. Se construye una enorme sardina de papel que luego se quema, y para aprovechar el fuego de la hoguera, celebramos ¡una gran sardinada!