Viviendas tradicionales

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La tipología residencial va unida a las actividades agrícolas, esto es, todas las viviendas se integran en grupos de amplias dimensiones y uso mixto residencial-agropecuario. Sin embargo, a pesar de esto se pueden establecer dos tipos de edificaciones: las que representan la arquitectura tradicional popular vernácula y las que aplican sistemas influenciados por las construcciones de otras comarcas.
Los edificios del primer tipo están realizados con gruesos muros de sillarejo de pizarras muy pequeñas. Las divisiones interiores son de adobe y los suelos se enlosan con lajas de piedra, que se prolongan en los porches exteriores y en los corrales. La cubierta es de ramaje y teja árabe a dos aguas. Tiene una zona cubierta a la entrada, a modo de patio y los espacios interiores están separados por muros de adobe El área residencial consiste en una serie de alcobas que se agrupan alrededor de la cocina, centrada en la gran campana del horno, en torno a la que se distribuyen poyos para sentarse. La cámara se emplea generalmente como granero y para guardar todos los aperos de labranza. Junto a la vivienda están las cuadras, establos y corrales, que albergan gallineros y cochiqueras aislados. Los huecos son escasos y de reducidas dimensiones, presentando jambas y dinteles en carpintería de madera.
Originariamente las casas eran de uso mixto, y estaban rodeadas de otras construcciones similares, para cobijar a los animales.
En el segundo tipo, los edificios aparecen con fachadas frecuentemente enfoscadas y encaladas, empleándose las sillerías de ladrillo con una disposición más regular de huecos de mayor tamaño.